Me encuentro ante una sonrisa
que me recuerda aquel verano y su brisa,
llena el corazón con una risa,
así que su espíritu se eriza.
Yo que no buscaba tanta dulzura en esta fruta mordaz,
hallé un gusto dulce y algo más;
refinamiento, vida y belleza y algo más:
amor, juego, pasión y caricias, y mucho más.
¿Por qué me has visto?
Me has perforado y la sangre lechosa emana,
es el brebaje de felicidad y excitación continua;
ahora te digo que tu cara brilla.
Loco por ver más de ti,
alcé mi maño y toqué tu bella piel.
Sí que fue bello lo que sentí,
porque como tu boca, mis manos saborearon miel etérea.
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