
En el caudaloso mundo de las maravillas y tempestades del Espacio de la Tortuga…
Dos aventureros merodeaban en un bosque encantado lleno de criaturas demenciales, que prefirieron mantenerse en sus retorcidos escondites, así para después llegar a las mazmorras Sin Nombre. Eran Mirth y Jax. Sin dudarlo mucho, bajaron las pedregosas escalinatas naturales, encontrándose con artilugios antiguos y cachivaches de tiempos inmemorables. El terreno era innocuo, de sombras y estalactitas cantadoras; no obstante, su arcaica soledad era estremecedora.
Al llegar a un pasadizo, que místicamente uno de ellos reconoció, pasaron a un cuarto secreto donde emanaba un brillo alucinante… Mirth contaba piedra por piedra con una sensación de lujuria insólita. Jax, su compañero, aguardaba en la retaguardia, atemorizado por las sombras y su imaginación. Un frío aterrador los había estado acechando… Pero Mirth solo pensaba en las piedras, esas figuras luminiscentes que hasta en sus sueños no lo dejaban en…
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Sobrecogedor. No me gustaría estar en el lugar de Jax y sentir esa creciente ansiedad por no saber lo que sucede y lo que va a acontecer… y luego ser testigo de ese trágico final: “Y ahora, ¿qué hago?”
Buen trabajo creativo.
Gracias por compartirlo.
Un saludo.
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Muchas gracias por tu comentario, Daniel.
Esta es una de esas historias que quieres hacer una amalgama lovecraftiana de thriller y fantasía. Me da gusto que la hayas podido leer.
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