Por fin Julián encontró el picadientes que perdió hace años. Bajó su mano, tomó el palillo viejo, y se lo puso de nuevo en la boca. Nunca hubiera imaginado que la máquina del tiempo se hacía de una manera heterodoxa, partiendo de algo pequeño y trivial; de madera hecho para quitar desechos, preexistiendo a los tiempos del bucle, ahora mora en lugares intransigentes a la espera de un espíritu distraido que viajará a la era preclásica, donde todo empezó, y todo concluyó.
Interesante!
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