Cuento de terror espacial escrito por Ogeid (por mí, pues) para Tenebris Ficta.

Acababa de salir del baño cuando llegamos al objetivo. La alarma, la intuición, aquella premonición de que algo maravilloso iba a pasar…
Era impresionante. Una nave enorme, no tan bella como las fragatas de la Unión, pero aquella magnitud en su largo, ancho y alto la hacían una titánica obra maestra para el trabajo del proletariado interestelar. Cuando Cindy me avisó que no me había subido los pantalones, sentí el frío y Elfdren intentó ser prudente con su risa.
Llevábamos meses buscando esta pieza perdida, la que creíamos que había sido absorbida por la misma marea negra del espacio. Eran tantos los extravíos, que las teorías conspiratorias más alocadas surgían de estas eventualidades. Pulin Crascow avisó a la tripulación que habíamos llegado, en efecto, a la Walkyria Brynhildr, una nave histórica que antes se usaba para empresas militares, y ahora era una transportadora de cargas pesadas, especializadas en maquinarias de…
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