Desperté, y el COVID seguía ahí. Los ojos se abren sólo para escuchar noticias e ilusiones de la catástrofe. Sísifo de la pandemia. Lo único lindo, después de algunas ojeadas, fueron gatitos haciendo lo suyo, o un perrito sonriendo. Y nada más.
Son meses, muchos meses de tragedias e infodemias.
Ya basta.
Muchos seres de buen corazón hacen lo suyo para alivianar a las almas perdidas de tanto malestar, y COVID. Haciendo a un lado a los artistas narcisistas, los verdaderos humanos intentan compartir las buenas vibras que nacen de ellos, con justo altruismo que necesitamos para ayudar al otro, a ese que, bien ni lo conoce, pero también siente, sufre, y aspira a una vida mejor.
Es indispensable ayudarnos unos a los otros, y no nomás abrir las cuencas para que llueva sobre mojado en una pandemia tan [sobre-extendida] como ésta. Ayudar, auxiliarnos, darnos esperanza mútua, en eso me quiero enfocar para esta reflexión.
De por sí la vida te llena de absurdos con fases existencialistas, por lo menos hay que convivir empáticamente, para morigerar las angustias del sólo existir.
Por eso mismo he intentado no someterme al trago amargo de las noticias escandalosas de muertes o disputas políticas por un virus que no siente ni aconseja, sólo infecta y, en el pero de los casos, obvio, mata. A ponerle un alto a esa pesadumbre, a esa resignificación maniqueísta de una peste sin verbo, de la que espléndidamente se han aprovechado algunos demagogos y empresarios manipulando notas y scores, como también lo hace la vecina o el vecino mezquino de pensamiento abyecto que va contra todos sus congéneres mamíferos, retando a la salud mental comunitaria, repartiendo chismes, inventando maldiciones, o remedios excéntricos que hacen más mal que bien. Basta ya.
Cuídense.
Y sonrían más.
Sí, una hoguerota 🙂
(Gracias, gracias, Marrr…)
Me gustaLe gusta a 1 persona
De acuerdo contigo. Y añado que si no podemos combatir con la maquinaria comunicativa de los emporios ni de las redes sociales; lo que sí podemos hacer es inyectar cosas buenas cada quien en nuestro círculo. Y valoremos a quienes así lo hacen.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Eso, eso, eso. Hay que combatir aquellos medios difusión que se aprovechan de la posverdad como herramienta de control de masas, confundiendo a millones con sus comentarios viscerales que poco o nada tienen de fidedignos. También, en cuanto al “score del COVID”, he aprendido a ignorarlo, evadirlo; me es suficiente quedarme con el hábito de vacunarme según el calendario que me toque, seguirme cuidando, y así también proteger a los demás.
Y como sea, la mejor de las actitudes posibles te saca de cualquier catástrofe que se aproxime.
Gracias por tu comentario, por tu lectura, por darte un tiempo en brindarme tu reflexión. Un saludo y gran abrazo, Isaí.
Feliz año (y todos los que siguen).
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es, se puesto difícil, en esta pandemia se han destacados los verdaderos héroes.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Exacto, los verdaderos héroes somos la gente de abajo: todo el proletariado, y entre ellos, los médicos y la gente que se cuida, y cuida a los demás. Sin embargo, la pandemia ya no es lo que era, aun cuando lamentablemente todavía haya tragedia. Las cosas han mejorado, afortunadamente.
Saludos, Eduviges.
Me gustaMe gusta
Gracias Diego
Me gustaLe gusta a 1 persona