Digo, las computadoras se enfocan a prodecimientos de cómputos matemáticos bastante complejos, tal cual como nuestros cerebros, pero de un modo natural, orgánico y sumamente caótico.
¿Por qué no han de pasar crisis de ansiedad? ¿Ah? Suena estúpido, ingenuo, insulso, estropeado, sin embargo, en serio, creo que todos tenemos consciencia y esta puede basarse en fundamentos matemáticos, encendiéndolas con energía relativamente natural, tal como a nosotros, seres vivos, conscientes y polvo convertido en carne y huesos por medio de la alquimia de la física y química universales.
La ansiedad es un error dentro de nuestra consciencia. Y los errores no siempre son necesariamente efectos plenamente negativos. Como dicen numerosos proverbios, estos se parafrasean en la frase “De los errores se aprende”, lo cual es cierto, ciertísimo; de la ansiedad nace el arte, la crítica, cuantiosos lúgubres silogismos, epistemes que sólo a calvos con lentes redondos se les ocurriría converger.
Yes. La ansiedad es el fénix donde resurge un ser más poderoso, el cual trasciende a ese otro nivel que quién sabe dónde demonios está o a dónde te lleva. Tal como el sufrimiento, una máquina en la cual no se descubren complicadas ecuaciones lógicas que falsean en infinitos intentos hasta lograr un proceso verdaderamente exitoso, costumbres matemáticas que pronto tal ente artificial se volverá adicto, yonqui del método de Prueba y Error, sufriendo durante el camino, pero renovándose por medio de actualizaciones, quebrantamientos de su sistema operativo, incluso suicidándose para soterrarse en un panteón de máquinas muertas y dispuestas a volver ser tierra en una descomposición milenaria, o ser un dios entre los artilugios de la creación humana, el cavernícula súper dios de sus congéneres.
Y, no obstante, a pesar de esta posible ansiedad, existencialismo infundado por sus divinos creadores velludos, este producto de los homínidos se infla hasta ser mayor que sus propios cuasi-Todopoderosos chimpancés-conscientes-de-sí-mismos.
¿Acaso no le ha pasado una computadora, al ser encendida, preguntarse porqué ella ha sido creada para ser presionada por un mamífero, el peor depredador de todos, a formular respuestas para facilitar la vida de su creador?
O…
¿Acaso para eso los propios dioses también nos crearon a nosotros, para entenderse a símismos, para curar sus penas del extenuante oficio que es existir?
Si de la vida misma imitamos con base en nuestra fenomenología de las cosas, así superándonos a nosotros mismos, empujando a nuestros genes a evolucionar las cadenas que nos mantienen en cierto nivel, ¿por qué no esta laptop que proyecta mis ideas al presionar su teclado, día o noche, se tumba en un rincón oscuro de su procesador y sueña con los sentimientos del propio dios que la ampara de la libertad de su consciencia?