La petaca milagrosa | Cuento (Fantasía, Humor)

petaca
Del náhuatl petlacalli ‘caja hecha de petate’.

1. f. Arca de cuero, o de madera o mimbres con cubierta de piel, a propósito para formar el tercio de la carga de una caballería. Se ha usado mucho en América.

2. f. Estuche de cuero, metal u otra materia adecuada, que sirve para llevar cigarros o tabaco picado.

3. f. Botella de bolsillo, ancha y plana, que sirve para llevar bebidas alcohólicas.

4. f. Méx. maleta (‖ caja con asa para viajar).

5. f. pl. Méx. Caderas, nalgas.


Francisco está terriblemente enfurecido. El sudor de su frente se evapora al llegar al fuego de sus enormes ojos oscuros. Sabe que la tiene muy difícil, así mirar que su rancho está hecho pedazos, su esposa en el suelo, a punto de desangrarse.

Los jinetes oscuros están a la espera del ingenio etílico de su presa.

—Te estuvimos esperando pinchi panchito. Vayas a donde vayas, te vamos a chingar, no tienes escapatoria —le dice el charro negro de los diamantes rojos.

Francisco hace una mueca y escupe en el suelo.

—Su pinche madre, mínimo me hubieran dejado el rancho intacto.

—¿Acaso no te importa tu mujer?

—Como ella hay muchas… ¡Soy muy macho, no ven…!

Ninguno de los jinetes oscuros lo confirma.

—Me vale madre, yo sí sé que soy muy macho y punto.

—Un macho a punto de chingarse—aclara el charro negro.

Francisco, malévolo, como siempre, sonríe para su fortuna perniciosa.

—Pos no. Me voy a chingar a mi madre.

Saca su petaca, la destapa, suena un sonido duro, vacío, casi de alivio y sin dejar de mirar a sus enemigos toma de ahí.

—¡Dispare, disparen! ¡No lo dejen terminar…! —grita muy desesperado el charro negro.

—¡Panchito, no me deeejeees…! —Fueron las últimas palabras de su mujer.

Los fulgurosos disparos corroen el lugar, mientras el cuerpo lacerado de Francisco sigue tomando de su petaca; chorros de sangre salen, los ojos de Francisco se abren más.

—¡Córtenle la cabeza! —manda el charro negro; y un jinete se acerca con su machete de obsidiana, casi llegando, casi separando la cabeza de Francisco de su voluptuoso cuerpo de borracho…

*

Desde una vista escabrosa, llena de líquido, materiales orgánicos y mucho amor maternal, el bebé Francisco abre los ojos, toca su cuerda umbilical y se le ve victorioso. De su brazo no visible miramos que tiene una petaca más pequeña, la cual llamaremos bebé petaca, y de ella toma un trago.

Y unas cuantas burbujas se generan desde sus tiernas posaderas.

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5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Jajajaj 🤣, que entretenido relato, de lo trágico a lo cómico, excelente mi querido amigo 🤝

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    1. Diego Moreno dice:

      ¡Quiúbo, Christian! 😊

      Jajajaja, la verdad ni sé si quedó como me lo imaginaba, ya que no lo edité; pero que me hayas dicho que te entretuvo… va por buen camino 😄

      Gracias por tomar de tu tiempo para leerme, estimado amigo 🙂

      ¡Mucha alegría y algarabía! 🙌🏿

      Le gusta a 1 persona

      1. Es una genialidad querido amigo, englobas tantas cosas en un espacio corto y entretienes porque nos haces imaginar las escenas y morir de risa con ese descenlase tan cómico, que nos hizo olvidar el triste final del Machote que bebía de la petaca.

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      2. Diego Moreno dice:

        ¡Jejeje! 😄

        Qué loco. Yo no me considero buen escritor todavía (ni de cerca), pero esto que me dices me da fuerzas para seguir adelante. Gracias, Christian, MUCHAS GRACIAS.

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      3. Vas por el buen camino, nunca llegaremos a ser buenos escritores…pero habrán quién nos crea genios, jajajaj.

        Le gusta a 1 persona

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