Don Reynaldo buscaba entre sus botas aquella nota que le dejó Matilda para recordar su pasado, lo básico para su existencia.
Pero, en un descuido, él perdió la memoria al despertar, como usualmente pasa, y al no reconocer las botas que tenía enseguida de su cama, se puso otras que encontró más cómodas para sus pies, aquellas las cuales eran de su difunto hermano que mató en la colina hace algún tiempo inmemorable.
Sin embargo, don Reynaldo no lo recuerda y, al parecer, nunca más lo recordará.